martes, 26 de marzo de 2019

Layer cake de limón y merengue

¡Buenos días! Otra semanita más por aquí. Parece que después de una temporada baja he vuelto con más ganas que nunca, como tiene que ser :)

Este fin de semana ha sido muy productivo en cuanto a cocina se refiere. Bueno, en realidad, si habéis visto mis Stories sabréis que tuve un poco de todo. Quemé un bizcocho, conté en Stories de Instagram como hacer los patés de mejillones y de anchoas que publiqué aquí la semana pasada (os dejo aquí el link a la receta por si no lo habéis visto) e hice un par de tartas, una de ellas la que os voy a mostrar hoy y la otra yo creo que será la receta de la semana que viene. Estad atentos porque son una delicia.

La receta de hoy es una reinvención de la tarta de limón y merengue que publiqué ya hace bastante tiempo. Esa tarta la hice para mi madre porque le encanta el limón y fue todo un éxito. Esta vez volvi a pensar en ella para esta nueva versión, pero también en la anfitriona de la cena a la que asistimos el sábado pasado, a quien también le vuelve loca. No me voy a enrollar mucho más y os cuento como la hice. Las recetas del lemon curd con la que rellené la tarta y del merengue que fue lo que utilicé para decorarla ya las tenéis, pero voy a volver a ponerlas para que no tengáis que ir de receta en receta para hacer esta tarta. Creo que así es más sencillo, ¿no?
INGREDIENTES:

Bizcocho:
250 gr. de harina de trigo todo uso
250 gr. de azúcar
5 huevos L
60 ml. de agua
60 ml. de aceite de girasol
2 limones
8 gr. de levadura química (tipo Royal)
Una pizca de sal

Lemon curd:
3 cucharadas de maizena
3 cucharadas de harina
225 gr. de azúcar glas
350 ml. de agua
6 yemas
El zumo de 3 limones
La ralladura de 1 limón
45 gr. de mantequilla

Merengue italiano:
6 claras de huevo
200 gr. de azúcar 
Un poco de zumo de limón


PREPARACIÓN:

En mi caso hice la receta en dos días para que tanto el bizcocho como el lemon curd enfriasen bien, ya que no quería arriesgarme a que no me diese tiempo en un mismo día. El bizcocho no tarda mucho en enfriar pero la crema si. Por esa razón, vamos a empezar por ahí.

La crema de limón o lemon curd es muy sencilla de preparar. En un cazo ponemos la maizena, la harina, el azúcar y el agua a fuego lento dándole unas vueltas hasta que el azúcar se derrita por completo y el resto de ingredientes se disuelvan, ya que no queremos que queden grumos. 

Cuando esté todo bien disuelto, subimos la temperatura y removemos sin parar hasta que empiece a engordar. Cuando vemos que comienza poco a poco a espesar (no tarda mucho) vertemos un poco del liquido sobre las yemas que tendremos ya batidas y removemos. Esto lo hacemos para que cuando echemos las yemas al liquido caliente no se cuajen ya que de esta forma cogen un poco de temperatura. Ahora pasamos la mezcla de las yemas de nuevo a cazo y dejamos que vaya espesando un poco más sin dejar de batir. Agregamos el zumo de limón, la ralladura y la mantequilla y seguimos batiendo. Cuando esté todo integrado y tenga una textura de crema pastelera lo retiramos del fuego y lo pasamos a un bol para que enfríe. Para que no cree costra podemos taparlo con film al ras de la crema. En mi caso lo dejé a temperatura ambiente, pero cuando haya bajado un poco de temperatura también podéis meterlo en la nevera.
El siguiente paso es hacer el bizcocho. La receta la vi en el blog de Anna Recetas Fáciles (os dejo aquí el link a su vídeo de YouTube donde muestra como hacer el bizcocho sin la ayuda de batidora). A mi me quedó fantástico y con un sabor delicioso.

Empezamos separando las claras de las yemas.

Primero batimos las claras junto con la pizca de sal a punto de nieve añadiendo poco a poco a mitad del montado la mitad del azúcar. Sabremos que están a punto de nieve cuando se empiezan a crear picos que no se desmoronan y si metemos una cuchara se mantiene firme. En mi caso lo hice con una batidora eléctrica, pero como veis en su vídeo, puede hacerse a mano aunque será un proceso más largo y cansado. Podemos recuperar así una sesión de gimnasio
En otro bol batimos las yemas con el agua, el aceite, el zumo de limón, la ralladura y el resto del azúcar. 
 Cuando tengamos todos los ingredientes integrados añadiremos la harina y la levadura tamizadas. Para ello podemos utilizar un tamizador o un colador fino.

Por último vamos integrando poco a poco las claras con movimientos envolventes ayudándonos de una espátula o lengua para no perder el aire y que nos quede el bizcocho bien esponjoso.
Untamos el molde que vayamos a utilizar con mantequilla y espolvoreamos harina para que no se pegue y nos desmolde bien. Un truco que podemos hacer para que no se nos pegue en el fondo del molde es recortar un circulo de papel de horno del mismo diámetro que el molde y ponerlo sobre la base previamente enmantequillada y enharinada. Es una precaución doble. 

Para conseguir una circunferencia del mismo tamaño podemos hacerlo utilizando el molde de guía (aunque quedará un poquito más grande) o podemos doblar el papel de horno sobre si mismo hasta conseguir un triangulo (como muestro en las fotos). Poner el pico en el centro del molde y recortar. De esta manera de un simple corte tendremos la circunferencia entera.
En mi caso utilicé dos moldes de 24 cm de diámetro, por lo que en 20 minutos con el horno precalentado a unos 180ºC tenia el bizcocho listo. Si lo hacéis en un solo molde os llevará más tiempo. Una vez horneado desmoldamos con cuidado cuando aun esta caliente (con las precauciones que tomamos no nos costará nada) pelamos el papel de horno de la base del bizcocho y dejamos enfriar en una rejilla. A mi me gusta dejarlos enfriar boca a bajo porque al ser para una tarta, de esta manera se aplanan un poco.
Finalmente cuando ya tenemos la crema y los bizcochos fríos vamos a preparar el merengue. En este caso haremos merengue italiano, ya que se hace cocinando las claras al baño María y no lo vamos a hornear después. Para ello ponemos en un bol las claras junto con el azúcar al baño María a fuego suave y sin dejar de remover para que el azúcar se deshaga y las claras no se cuajen.
Comprobamos con cuidado que el azúcar esta disuelto cogiendo un poco de las claras y presionando con los dedos. Cuando no sintamos el azúcar ya lo tendremos. Pasamos la mezcla a un bol y batimos a velocidad alta. Cuando las claras estén frías añadimos el limón y seguimos montando hasta que se forme un merengue firme y brillante. Podemos comprobarlo poniéndonos el bol sobre la cabeza. Si no nos manchamos estará perfecto ;)
Ahora viene lo más divertido. Quería que esta tarta tuviese el máximo relleno posible, por lo que corte ambos bizcochos en dos con la ayuda de una lira para tener tres capas de relleno.
Para montar las tartas suelo utilizar una base giratoria ya que me resulta más sencillo sobretodo al cubrir la tarta. Para no manchar la bandeja donde después la voy a presentar, ya que la voy a poner desde el principio, cubro con trozos de papel de horno (reutilizando los sobrantes de cuando recortamos la circunferencia previamente) que después podré quitar con cuidado. Podéis ver en la siguiente foto la disposición de los papeles para que sean fáciles de retirar.
Ahora si, comenzamos poniendo una capa de bizcocho que mojaremos con un almíbar simple o leche, lo que más rabia nos de. Sobre ella ponemos una buena capa de crema. Volvemos aponer bizcocho mojado con almíbar o leche, otra capa de crema y así hasta el final. La última capa será bizcocho que empaparemos antes de colocarlo. Os aconsejo utilizar como última capa una base de bizcocho boca abajo para que la parte más plana quede hacia arriba y sea más sencillo cubrirlo con merengue sin que pierda migas. 
Para hacer un almíbar simple tenemos que poner la misma cantidad de agua que de azúcar en un cazo a fuego medio. Cuando se deshaga el azúcar por completo lo separamos del fuego y dejamos que enfríe.
Una vez la tarta montada cubrimos todas las superficies con merengue. Podemos dejarlo liso con la ayuda de una espátula o hacer algún dibujo don la ayuda de una cuchara o la misma espátula. Cuando la hayamos cubierto como más nos guste podemos tostar un poco el merengue con ayuda de un soplete de cocina. Si no tenemos uno, podemos dejarla así.
Esta tarta la preparé para comerla en el mismo día, pero si no fuese el caso convendría guardarla en la nevera.

No me quiero enrollar mucho en la despedida ya que es un post bastante (por no decir muy) largo. Por lo que si os queda alguna duda podéis hacérmela en comentarios, en las redes sociales o por mail (blogazucarylimon@gmail.com).
Si os animáis a probar esta deliciosa y refrescante tarta no dudéis en compartirlo. Es una alegría cada vez que os animáis a recrear las recetas.
Nos vemos la próxima semana con una nueva receta.

Muack!
Sofía G. Llaca




martes, 19 de marzo de 2019

Paté de mejillones y de anchoas

¡Buenos días! Esta semana vengo con una receta, bueno podría decirse que dos aunque son casi iguales, muy sencilla y rápida pero deliciosa.

Vamos a preparar dos tipos de patés que son perfectos para una comida o cena familiar o para un picoteo con amigos. Yo los suelo preparar muy a menudo, sobretodo el de mejillones, porque es algo que siempre tengo en casa y me vuelven loca. Hay días que para cenar no necesito nada mas que este paté y unos picos de pan.

Vamos con estas mini recetas.

INGREDIENTES:

Paté de mejillones:
1 tarro (500 gr.) de queso en crema (tipo Philadelphia)
1 lata de mejillones en escabeche

Paté de anchoas:
1 tarro (500 gr.) de queso en crema (tipo Philadelphia)
1 lata de anchoas
1/2 diente de ajo

PREPARACIÓN:
Es tan simple como poner todos los ingredientes en la Turmix y triturarlos hasta que nos quede textura de paté.

En el caso de los mejillones, suelo añadir el escabeche de poco a poco para manejar la textura y la intensidad de sabor. Es verdad que normalmente yo suelo echar todo el líquido ya que me gusta que tenga todo el sabor posible y no me importa si queda un poco menos espero, pero eso será en función del gusto de cada uno.
En el caso del paté de anchoas hago lo mismo, añado el aceite de poco a poco. También hay que tener cuidado con el ajo ya que le da muchísimo sabor. Yo recomendaría, dependiendo del tamaño del diente de ajo, añadir un cuarto y si queremos un poco más de sabor añadir el otro. Así podremos decidir cuando esta en el punto perfecto para nosotros.
Este paté de anchoas me trae muy buenos recuerdos, porque aunque no me gustan las anchoas una vez fui a comer a la casa de una amiga por las fiestas y lo probé reacia a que me gustase y para mi sorpresa me encantó. No hice más que comerlo durante toda la comida y por unas navidades su madre me hizo uno para que lo disfrutásemos en la cena. Eso si, nos dijo que si pretendíamos ligar que no comiésemos mucho, ya que el ajo nos dejaría muy buen aliento. Esto nos hizo mucha gracia a mi amiga y a mi pero las dos opinábamos que este paté merecía mucho mas que ligar, así que no nos privamos.
Tras esto le pedí la receta esta Navidad, ya que quería volver a tenerlo como complemento en nuestra mesa, y me parece que ya no va a faltar ningún año de aquí en adelante.
Además, aprovechando la situación, decidí hacer unos tarritos de paté para regalar a unos amigos de la familia. Igual que me lo regalaron a mi. ¿Y sabéis que? Fueron un auténtico éxito ambos dos. Me parece que se va a convertir en una tradición. Son tan fáciles y resultones que son un regalo perfecto. Para la ocasión decore los tarros con papel y cordón al rededor de la tapa del bote, como veis en la foto.
Para la cena de Navidad los servimos con el resto de entrantes y unos picos y pan para que todos pudiesen "dipear" o incluso poder hacerse montaditos, como por ejemplo en vez de tener los típico pinchos de queso con anchoa poder hacer una versión con el paté y un trocito de manchego.
¿Cuál sería vuestro favorito? Yo tengo que admitir que nunca podría bajar al paté de mejillones del primer puesto, pero el de anchoas no se queda atrás.
Espero que esta receta, aunque muy simple, os guste y os animéis a probarla en la próxima fiestecilla que hagáis. Que si hay que hacer una fiesta como excusa para preparar estos patés caseros, ¡pues se hace!


¡Feliz semana!

Muack!
Sofía G. Llaca

martes, 12 de marzo de 2019

Korvapuusti (bollos de canela fineses)

¡Buenos días! Hace ya casi un mes que fui de viaje a Finlandia y una de las cosas que estaba segura que quería probar, a parte de la carne de reno, eran los bollos de canela típicos de allí. Los Korvapuusti. Y bueno... como veis me gustaron tanto que no he tardado en hacer la receta en casa y tengo que decir que quedaron igual de ricos.
Me costó un poco encontrar la receta porque opte por buscar una original, pero resulta que el sistema métrico es diferente y me hice un auténtico lió con los decilitros de azúcar. Si fuesen de leche o de otro liquido pues no hay ningún problema, pero ¿de un sólido? Tras buscar y buscar encontré una que me gustó y opté por coger un vaso medidor, poner los decilitros de azúcar que me decía y pesarlo. Al final no era tan difícil... Pero cuando te obcecas con algo nunca vemos nada en claro, ¿verdad?

Salvaguardando alguna prueba y error, el resultado no me puede hacer más feliz y estoy segura de que será una receta recurrente en mi casa, ya que gustaron tanto que apenas han sobrevivido al fin de semana.

Por cierto, no se si sabéis que tengo un problema con la levadura de panadero. Bueno no se si yo tengo el problema con ella o ella conmigo, pero resulta que nunca me sale una receta decente con ella. Sin embargo con esta he ganado la batalla y estoy segura que también la guerra jajaja. Por fin seremos amigas y espero que a partir de ahora no tengamos más problemillas.

Bueno... y que ya dejo de enrollarme porque esto va a ser eterno. Os dejo con lo que se ha convertido e una de mis recetas favoritas.

INGREDIENTES:

Para el bollo:
500 ml. de leche
50 gr. de levadura fresca de panadería
1 cucharadita de sal
200 gr. de azúcar blanco
1 cucharadita de cardamomo molido
1 huevo
900 gr de harina de fuerza
100 gr. de mantequilla en pomada

Para el relleno:
100 gr. de mantequilla en pomada
100 gr. de azúcar
1 o 2 cucharadas de canela

Para decorar:
1 huevo batido para pintar
Perlas de azúcar

PREPARACIÓN:

Yo lo primero que hice fue preparar el cardamomo, ya que lo tenia entero en vez de molido. Abrí las vainas (use una cucharada de vainas) y saqué las semillas a un mortero para triturarlas. No se si es por mi mortero de madera o por que están muy duras pero me costó bastante triturarlas así que me ayudé con la sal para que soltasen todo su sabor. Aun así no me quedaron bien trituradas, por eso os recomiendo que si podéis encontrarlo ya en ese formato mejor.
En un bol juntamos el cardamomo con la sal y el azúcar y reservé.

Ponemos la leche en un cazo a calentar y lo apartamos antes de que empezase a hervir. Después añadimos la levadura desmenuzada y con la ayuda de unas varillas lo removemos hasta que se deshaga por completo.
En este caso yo utilicé el robot de cocina, ya que no soy muy buena amasando con las manos, pero podéis hacerlo como mejor os venga. Ponemos la leche con la levadura, la mezcla de cardamomo, sal y azúcar y el huevo ligeramente batido en el bol del robot y batimos con las varillas hasta que esté todo bien incorporado.
Después, con el gancho amasador del robot fui integrando la harina. Aquí podéis hacerlo con una batidora de manos o con las manos.
Una vez que ya parece que tenemos la masa lista, nos queda por añadir la mantequilla en pomada. Al estar blandita, la masa la admitirá muy bien, aunque parezca que se corta en un principio, pero después queda una masa muy elástica y que no se pega.
Dejamos la masa reposar unos 30 - 45 minutos hasta que veamos que dobla su volumen.
Una vez tenemos la masa de los bollos lista, la ponemos sobre una superficie enharinada, la amasamos un poco para que pierda un poco del aire y quede una masa homogénea y la partimos en dos porciones ya que es muy grande para manejarla de una sola vez.
Estiramos la masa con un rodillo. Es muy elástica por lo que intentará volver a su sitio, pero poco a poco conseguiremos un rectángulo bastante grande.
Untamos la mantequilla en pomada y espolvoreamos la mezcla de azúcar y canela.
Enrollamos bien apretada la masa por el extremos largo del rectángulo. Después cortamos el rollo en ángulos de 45º. Lo veis más claro en las fotos.
Ponemos los triángulos de masa en la bandeja del horno con el "pico" hacia arriba y lo presionamos con el dedo. De esta manera conseguimos la forma típica de estos bollitos finlandeses. Después pintamos con huevo batido y decoramos con unas perlitas de azúcar.
Horneamos unos 9 minutos a 225ºC. Si veis que se os queman un poquito por abajo podéis hornearlos 5 minutos con calor por arriba y por abajo y el resto solo con calor por arriba. Os digo esto porque a mi al principio me salieron muy tostados por la parte de abajo y cambiando el calor a mitad de cocción me quedaron mucho mejor. Pero ya os digo que de 4 bandejas que entraron al horno fue prueba y error, porque los primero se me quemaron ya que las recetas que había visto decían de 12 a 15 minutos. Los segundos los tuve menos pero se me tostó mucho la base y los siguientes ya me salieron perfectos. Al final cada horno es un mundo y cuando ya empiezan a "chochear" es un espectáculo continuo.

Me salieron unos 22 bollos deliciosos, todo hay que decirlo. Lo único que creo que haré la próxima vez será usar más canela ya que me encanta. Os diría que son perfectos para el desayuno pero no sería verdad. En realidad son perfectos como desayuno, postre, merienda, cena... Vamos, en cualquier momento. Ya os digo que en mi casa apenas duraron dos días.
Aquí podéis ver una foto de el interior se aprecian las capas de canela y lo esponjoso que queda. A mi me recuerda al pan dulce con un toque especiado de cardamomo y canela.
Estoy deseando volver a hacerlos. Espero que los probéis y me digáis si os gustan tanto como a mi. Ahora voy a dejar de salivar escribiendo este post y me despido hasta la semana que viene.

¡Feliz martes!

Muack!
Sofía G. Llaca