sábado, 22 de septiembre de 2018

El Jardín de Aida - Santander


¡Me he enamorado! Puede parecer raro, pero me he enamorado de una tarta de queso. Si si, has leído bien. Pero bueno… empecemos por el principio.

El fin de semana pasado me fui de escapada exprés a Santander. Es un delito decir que estando tan cerca de esta ciudad no la conociese en mis 26 años de vida, pero desgraciadamente era así. Pasamos un fin de semana fantástico y me encantó la ciudad, sus preciosos edificios, el espectacular palacio de La Magdalena, sus playas, su tranquilidad (puede que fuese en ese fin de semana en concreto, no lo se), el choque de ver un edificio tan moderno como el Centro Botín que se encuentra al ras del mar y frente a una imagen de edificios clásicos e históricos como el Banco de Santander con su imponente arco. Todo un conjunto digno de conocer.

He de admitir que tuvimos un momento de confusión y nos perdimos un poco yendo desde La Magdalena al centro (fuimos a la aventura), pero esto nos llevó a descubrir un lugar maravilloso, precioso y derrochador de encanto para comer. En medio de nuestra confusión y con el hambre ya atacándonos decidimos buscar en Maps un restaurante cercano y fuimos a parar a El Jardín de Aida ( Av. de la Reina Victoria, 27). Entramos para tomar algo y ubicarnos, pero una vez entramos y nos quedamos eclipsados decidimos mirar la carta, y con nuestras bebidas recién servidas decidimos quedarnos a comer. La camarera no puso ninguna pega y nos indicó que podíamos ir directamente al salón de arriba o podíamos disfrutar de nuestras bebidas y después subir. Como ya he dicho teníamos hambre y en una vista rápida de la carta ya sabíamos que queríamos. No nos lo pensamos dos veces y subimos directos a comer.
Una vez en parte de arriba yo ya me quedé con la boca abierta de lo bonito que era, pero lo mejor de todo estaba por llegar.


Rápidamente nos sentaron y nos tomaron nota de lo que queríamos, algo que ya sabíamos antes de que nos entregasen la carta. Pedimos una de sus tablas Mar y Tierra para dos personas, que incluía langostinos, chipirones, rabas, chuletillas de lechazo, solomillo, lomo ibérico, espárragos, pimientos de padrón, pimiento del piquillo, setas, patatas fritas y lechugas. Siendo claros… ¡llevaba de todo!
Si es verdad que tardaron un poquito en traernos la comida, pero nada excesivo y menos pensando que había más mesas y que tenían que preparar un montón de cosas solamente para nuestra tabla. Mientras tanto nos dieron a elegir qué pan queríamos, normal de semillas o de trigo.

Llega su majestad la tabla (no encuentro mejor presentación) vimos que era enorme y apetitosa. ¿Sobre cómo estaba? Pues no soy ninguna experta ni mucho menos, pero me atrevería a decir que era todo fresco y de buena calidad. Yo tengo que admitir que no comí los espárragos ni los pimientos, pero todo lo demás estaba exquisito, y prueba de ello es que dejamos la tabla prácticamente limpia a excepción de una champiñón. Si... de un solo champiñón y porque ya estábamos pensando en el postre. Cuanto estábamos terminando escuché como se los ofrecían a otra mesa y yo ya me quedé embobada y solo quería que llegase el fantástico momento del postre.
De la amplia selección estaba entre tres, pero tal y como nos describieron la tarta de queso no podíamos escoger otra cosa. Una tarta de queso casera con un centro jugoso que nos intrigaba. Cuando nos la sirvieron nos alegramos de haber pedido uno para compartir, porque nuevamente era una ración bien generosa y además con una presentación exquisita. Nada más verla supimos a lo que se refería con el centro jugoso y tuve el tiempo justo de hacerle una foto antes de hincarle la cuchara. Estaba de pecado y a cada ordisco me gustaba más y más.
Creo que las fotos hablan por si solas, pero por si queda alguna duda solo tengo dos palabras que decir: DELICIOSO y ABUNDANTE.

Yo creo que después de contaros esta experiencia creo que no solo me he enamorado de la tarta de queso, si no de todo. Desde la comida hasta la decoración y el trato recibido. 100% recomendable y estoy segurísima de que volveré a visitar Santander y este encantador restaurante.

En cuanto al precio pues me pareció que muy buena relación calidad precio. Tomamos la tabla, el postre, un tinto de verano y un agua por unos 55€. Nos quedamos más que satisfechos (bueno en realidad podría haber salido rodando del restaurante), felices y con muy buen sabor de boca.

Tengo que hacer una mención especial a la dueña (digo dueña porque a mi me pareció que lo era, pero tal vez era la gerente) que trasmite simpatía y un amor profundo por su profesión. No hay nada mas bonito que dedicarte a lo que te gusta y para los clientes no hay nada mejor que sentirte tan bien acogido en casa ajena. Nos explicó los postres con tal pasión que era muy difícil escoger uno, pero sin lugar a duda escogimos el mejor.

Algo que me llamó mucho la atención fue que había una pareja con un bebé pequeñito y ahora no recuerdo si empezó a llorar o cual fue la situación, pero la mamá tuvo que cogerlo en brazos. ¿Cuál fue la reacción de la dueña? Ofrecerse a coger al bebé para que los padres pudiesen disfrutar del plato que les acababan de servir. Al bebé se le veía súper feliz, alucinando con cada detalle que esta buena mujer le enseñaba, observándolo todo y muy calmado. En unos minutos se lo devolvió a sus padres, que parecían encantados, y se quedó tan contento en el carrito mientras ellos seguían disfrutando de su comida. 

Ya se que no solemos escribir sobre los lugares donde vamos a comer, pero realmente me pareció interesante contaros mi experiencia y espero que a vosotros os haya entretenido leerla. Y quien sabe, igual os animáis a pasar y contrastar mi opinión :)

Hace mucho que no me paso por aquí y hoy me he explayado escribiendo sin parar, pero pronto volveré con recetas. Así que hasta la próxima, y si os gustan este tipo de post decírnoslo y haremos más.

Muack!
Sofía G. Llaca

martes, 18 de septiembre de 2018

Gnocchi de patata con salsa pesto

Buon Giorno!  Un altro bel martedì e una nuova ricetta! Pues como veis hoy vengo un poco italiana,y no es para menos con esta receta megatípica que os traigo. Hoy vamos a cocinar Gnocchi (o ñoquis) de patata, una receta muy resultona y muy sencilla. Y para acompañarla yo he hecho una salsa pesto, porque soy una fan de la albahaca, aunque le va bien cualquier otra salsa carbonara, de tomate fresco, de queso, etc.

Los gnocchi que yo me hice eran una versión vegana, libre de huevo, pero os explicaré también como hacer los normales.

                                          

Ingredientes para los gnocchi

1 kg. de patata (de la de cocer)
200 gr. de harina de trigo
Sal
Nuez moscada
*Normalmente llevan huevo, 2 yemas, que yo he suprimido. Si queréis echar el huevo deberéis echar también algo más de harina.

Preparación

Para cocer las patatas ponemos a calentar una olla con agua, calculando que las patatas deben quedar cubiertas. Cuando empiece a hervir echaremos las patatas con piel (para que no se deshagan). Hay que dejarlas cocer unos 40 minutos más o menos (dependiendo de su tamaño). Deben quedar bien cocidas, lo que comprobaremos pinchando un cuchillo. Una vez cocidas, pelamos las patatas aun calientes. Si las dejas enfriar se pelan peor.

Pasamos las patatas cocidas por un prensapuré, un pasapuré o similar. También podemos desmenuzarlas finamente con un rallador y hacerlas puré con un tenedor. Este paso es importante para que la masa de nuestros gnocchi de patata quede bien homogénea.

Añadimos la harina, una pizca de sal y nuez moscada al gusto, (*si no estáis realizando una masa vegana, aquí es donde debéis añadir las yemas de huevo) poco a poco mientras mezclamos la masa. Cuando hayamos añadido toda la harina amasaremos bien hasta conseguir una textura uniforme.

Le damos forma de cilindro a la masa, normalmente los gnocchi tienen unas rallas muy características que yo las he hecho apretando un poco la masa con un tenedor. Y los dejamos reposar 10 minutos tapados con un paño limpio.

Ponemos a calentar agua en una olla y cuando entre en ebullición echamos los gnocchi. Si la olla no es suficientemente grande, habrá que hacerlo por tandas. Cuando empiecen a flotar estarán listos, por lo que iremos retirándolos con la ayuda de una espumadera y añadiremos la siguiente tanda, si es el caso.


Ingredientes salsa pesto 

1 1/2 taza de albahaca finamente picada
2 dientes de ajo
3/4 taza aceite de oliva extra virgen
1/4 taza de piñones, almendras o nueces molidas (tú decides cual utilizar)
Sal al gusto (recomiendo un poco menos de 1/4 cucharadita)

Preparación.

Separamos las hojas de albahaca del tallo (no lo utilizamos porque amarga y estropea el resultado), las lavamos y secamos a conciencia. Para ello, las extendemos sobre una hoja de papel absorbente de cocina, colocamos otra hoja encima y presionamos ligeramente con la palma de la mano, con cuidado de no romper ninguna hoja.

Eliminar toda el agua es un paso importante, así que hay que tomárselo con calma. La albahaca es una planta muy delicada que tiende a oxidarse con facilidad. Cualquier gota de agua o cualquier desgarro de las hojas producirá un cambio en el color de nuestro pesto, volviéndolo oscuro en lugar de quedar de un verde brillante y claro.

Mientras las hojas de albahaca se secan, pelamos los dientes de ajo, los cortamos en dos, a lo largo, y retiramos el germen. Colocamos todos los ingredientes en el vaso de un robot de cocina, junto con la mitad del aceite y una pizca de sal, y trituramos. Y ya tenemos nuestra salsa pesto.


¡Feliz martes!

❤ C. García. 

martes, 11 de septiembre de 2018

Rollo de bonito.

Hola, hola. Otro martes y con ello otra receta. Esta semana os traigo algo mucho más clásico y menos internacional, pero igual de riquísimo. Es una receta típica de Asturias, de esas que te hacia la abuela los domingos y que en casa nos encanta.
Ingredientes ( para dos rollos de bonito pequeños o uno grande)

Para el rollo.
500 gr. de bonito fresco
50 gr. de bacon o panceta
2 huevos cocidos
50 gr. de harina
2 cucharadas de pan rallado
2 pimientos del piquillo en conserva
media cebolleta
1 vaso de aceite de oliva
perejil y sal.

Preparación.

Lo primero que haremos es quitar las pieles y las espinas al pescado y desmenuzarlo muy menudo en un tabla de cortar. También se podría dar unos golpes en una picadora de carne si os gusta más fino y que no se encuentren los trozos de bonito. Se pone el pescado desmenuzado en un bol y se le añade sal, ajo y perejil picados.

Después le incorporamos el bacon en trocitos. Tened en cuenta que cuanto más pequeño lo echéis todo, más homogéneo será. A mi la verdad que me gusta más así, sin encontrarme trozos grandes de nada.

Añadimos también los huevos duros picados, los pimientos del piquillo también en trozos, así como la cebolleta.

Añadimos el pan rallado y compactamos la mezcla formando seguidamente dos rollos pequeños o uno grande, dándoles forma cilíndrica.

Solo queda rebozarlos en harina y pasarlos por la sartén con aceite muy caliente. Ya tendréis listo vuestro rollo de bonito.

A la hora de comer dependerá un poco de vuestro gusto, yo me lo como del tiempo cortadito en rodajas y con puré de patata. Pero también podéis hacerle una salsa y comerlo caliente o incluso en bocadillo. ¡Ya nos contaréis como os gusta a vosotros!

❤ C. García. 

martes, 4 de septiembre de 2018

Falafel al horno y salsa tzatziki

Buenas, tras las vacaciones aquí estamos de nuevo, con fuerzas renovadas y recetas deliciosas.

Este verano me he abierto al mundo vegano y vegatariano y tras preguntaros en Instagram, la gran mayoría nos habéis dicho que si os apetece que compartamos alguna con vosotros. Así que para estrenar septiembre, vamos a empezar con un delicioso falafel completamente vegano. Y una salsa tkatziki que yo hice con yogur griego pero que podríais sustituir por yogur vegetal y convertir la receta en apta para veganos. Pero sin entretenerme más, ¡vamos a por la receta!





Ingredientes para el falafel

250 gr de garbanzos (se supone que deberían ser secos y puestos a remojo la noche antes, pero yo lo he hecho con garbanzo cocido y genial)
1 cebolla.
1 diente de ajo.
2 cucharadas de perejil fresco.
Pan rallado (a ojo hasta que la masa quede espesa y no demasiado pegajosa)
Especias al gusto (pimienta, comino, ajo en polvo...)


Preparación

Para preparar esta receta os vendría genial una procesadora. En caso de no tenerla, la batidora os puede sacar del apuro, aunque lo ideal es que el resultado sea picado y grumoso, no un puré perfectamente batido.
Pon en la trituradora los garbanzos (nosotros tuvimos que hacerlo en dos tandas) y tritúralos.
Sigue con el resto de garbanzos e incorpora la cebolla en trozos y los ajos y vuelve a triturar. 
Ahora incluye el perejil  y tritura de nuevo.
Según veas la textura añade un poco de pan rallado hasta conseguir una textura con la que seas capaz de hacer bolitas.
Una vez triturado todo, salpimentamos y añadimos las especias al gusto.
Ahora solo queda hacer bolitas, aplastarlas y hornearlas (horno a 200 ºC unos 20 minutos, a los 10 minutos deberás darle la vuelta para que se hagan por los dos lados).

Salsa tzatziki (salsa de pepino y yogur griego):

Ingredientes.

2 yogures griegos.
1 diente ajo.
el zumo de medio limón.
1 pepino.
hojas menta o de hierbabuena.
aceite de oliva virgen.
sal y pimienta.



Preparación.

Se pela el pepino y se lava. Se pasa por un rallador y la pulpa obtenida se pone a escurrir en un colador. En un bol se ponen los 2 yogures, el diente de ajo muy picado, el zumo de limón, el aceite, la menta lavada, seca y muy picada y la sal y la pimienta. Se bate bien la mezcla con un tenedor. Se escurre el pepino rallado y se agrega a la pasta anterior. Se vuelve a batir hasta que quede homogéneo. Se pone a enfriar en la nevera.

¡Feliz martes!

❤ C. García.