jueves, 2 de noviembre de 2017

Tarta de Calabaza o Pumpkin Pie

¡Buenas! Al fin he podido tener la receta lista. Ya os había comentado por redes sociales que esta semana iba un poco tarde, pero es que me ha pasado de todo a la hora de hacer la receta. Pero no hay nada que no se pueda arreglar, y esta tarta es la prueba. Al final acabo saliendo perfecta.

Aunque tenia previsto publicarla en Halloween, que además caía de martes, es una receta más otoñal que terrorífica. Pero bueno que aun así el fantasmita que compré para decorarla no quería desperdiciarlo y lo he usado jajajaja. Demasiado mono como para que no tenga su momento de fama.

Bueno, oye, que ya me estoy yendo del tema. La receta de hoy es una tarta de calabaza típica de Estados Unidos. La conocida Pumpkin Pie es una tarta estacional que se suele hacer tanto para Halloween como para Acción de Gracias. Así que aunque Halloween ya ha pasado, aun llegamos pronto para Thanksgiving (Acción de Gracias), que se celebra este año el 23 de Noviembre.

Mucha gente está en contra de celebrar las tradiciones de otros países, y estoy de acuerdo en esos momentos en los que parece que nuestras tradiciones quedan relegadas a un segundo plano. Pero sinceramente, también nos permite conocer otras culturas y su gastronomía, como en este caso que llega hasta nosotros esta deliciosa tarta. Pero seamos sinceros, a casi todos nos parece buena cualquier excusa para celebrar, ¿no? Al menos a mi me encanta, así que traje Halloween a mi cocina, compre fantasmitas y me dejé llevar. Eso si, sin olvidarme del dia de Todos los Santos y los Huesitos de Santo que no pueden faltar de postre. Que por cierto, ya los preparamos una vez en el blog, así que os dejo aquí la receta por si queréis echarle un vistazo.

Bueno, sin seguir divagando, ahí va la receta de esta tarta tan rica.


INGREDIENTES:
Masa brisa o quebrada
425 gr. de puré de calabaza (*)
3 huevos
1 cucharada de harina de maíz o Maizena
1/2 cucharadita de sal
3/4 cucharadita de jengibre
3/4 cucharadita de canela
1/4 cucharadita de nuez moscada
3/4 de taza de azúcar moreno
350 ml. de leche evaporada
1 cucharadita de extracto de vainilla (opcional)

PREPARACIÓN:

Como podéis ver en los ingredientes pongo simplemente masa brisa o quebrada. Esto es porque podeís comprarla hecha o hacerla vosotros mismos. En este caso yo la hice, pero os explicaré en un próximo post cómo, porque si no este puede ser eterno. Además es una masa que podemos utilizar en infinidad de recetas tanto dulces como saladas.

Extendemos la masa sobre un molde previamente engrasado con mantequilla y enharinado y lo ajustamos bien al fondo y los bordes.

Cogemos un papel de horno y hacemos una bola con el, así es más fácil de manejar. Estiramos la bola, colocamos el papel sobre la masa y lo cubrimos con legumbres. Yo utilizo garbanzos, después dejo que enfríen y los guardo para volverlos a utilizar tantas veces como los necesite. Haciendo este paso lo que conseguimos es que no se hinche la masa en el horno y no pierda la forma.
Con el horno precalentado a 180ºC metemos la masa y lo dejamos coceremos 15 minutos, pero ya sabéis que es mejor estar controlándolo. Sacaremos la masa cuando esté un poco doradita.

Un truco que he visto hacer para que la masa no se ablande con el relleno, ya que es líquido, es pintarla con clara cuando está caliente, así actuará como protector. La verdad es que a nadie le gusta que la masa queda blandita al morderla, lo rico es que quede crujiente. 

Apartamos la base de la tarta y vamos a por el relleno, que ya veréis como es lo más simple del mundo. 

Ponemos todos los ingredientes en un bol y lo integramos hasta que nos quede una masa liquida sin grumos. Y ya está.
En mi caso no añadí la vainilla porque en casa no nos gusta el saborcillo que deja. Y otra cosa que hice fue triturar el azúcar moreno para que se disolviese mejor y no encontrar después granitos de azúcar. Simplemente fue para curarme en salud jejeje. Al fin y al cabo el sabor no cambia y tal vez de textura sea mejor.

Ahora pasamos el relleno a la base de la tarta y lo horneamos a 160ºC durante unos 45 minutos aproximadamente. Lo horneamos a una temperatura no muy alta porque así se cuece lentamente y la masa no sube mucho, lo que puede hacer que después al enfriar se baje y quede una tarta hundida.
Dejamos enfriar la tarta en una rejilla hasta que esté a temperatura ambiente. Entonces la metemos en la nevera y la dejamos reposar unas 4-6 horas o hasta el día siguiente. De esta manera cogera firmeza y no nos quedará una tarta aguada.
(*) Siempre veo en las recetas americanas que utilizan latas de puré de calabaza, pero al menos que yo sepa en España no se venden. Y si es así yo aun no lo he visto. Pero no os alarméis, es tan simple como trocear una calabaza (quitando antes la piel) y hornearla en un saquito de papel de aluminio (papillote) a 180ºC unos 50 minutos. Cuando la saquemos del horno aplastamos la calabaza con un tenedor y lo dejamos sobre un colador para que pierda el agua. Cuando ya se haya escurrido lo trituramos y tenemos listo el puré para cualquier receta que lo necesitemos.

Normalmente se acompaña de un poco de crema o nata. Pero en una de las confiterías de mi pueblo vendían esos fantasmas de merengue y no me pude resistir jajaja.
Y hasta aquí la receta de hoy, que ha acabado siendo super larga, así que me voy a despedir ya.


Hasta la semana que viene y que disfrutéis del jueves. 

Muack!

Me encantan estos muñequitos, que además parece que están posando para la foto.

P.D.: Hoy nadie puede decir que no he comido verdura muajajaaaaa. Bueno... en realidad es una fruta, pero nos entendemos. Cuenta como algo sano, ¿no? ;)

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