miércoles, 21 de febrero de 2018

Bolitas de patata a la parmesana

¡Buenos días! Hoy estamos a miércoles, porque sinceramente ayer se me olvido que era martes. Soy un puro desastre jajaja, pero lo importante es tener la receta de la semana.

No se si os acordáis que hace un par de semanas preparamos un lomo relleno (os dejo aquí la receta) que acompañamos con bolitas de patata. Pues estas bolitas son la receta de hoy. Es una opción bastante sencilla y un buen sustituto de las recurridas patatas fritas. Perfecto para cuando hagamos una comida un poco más especial. También podemos rellenarlas con algo más, como chorizo o carne  por ejemplo, y hacer un aperitivo riquísimo. Podríamos decir que esta sería la receta básica para después hacer todas las variaciones que se nos ocurran. Vamos a ponernos manos a la obra.

INGREDIENTES:
1/2 l. de leche
1 sobre de puré Maggi (115 gr.)
90 gr. de queso parmesano en polvo
Una pizca de sal
1 cucharada de mantequilla
1 huevo para el puré + lo que necesitemos para empanar
Pan rallado

PREPARACIÓN.
Comenzamos calentando la leche con la sal y la mantequilla. Cuando comience a hervir, añadimos el sobre de puré y removemos para que espese.

Yo utilizo puré instantáneo porque la verdad en casa nos gusta mucho y es lo más rápido y sencillo, pero si lo preferís podéis hacer el puré de patata casero, procurando que quede bien espeso, al igual que este. Tiene que tener una buena consistencia para poder hacer las bolas con facilidad. 

Cuando tenemos el puré listo, añadimos e integramos el queso.

Una vez lo tengamos bien ligado, añadimos el huevo, que nos sirve como "pegamento" para que no se nos deshagan las bolitas. Lo integramos bien.

Dejamos que enfríe un poco para no quemarnos y poder hace bolitas. Las podemos hacer como más nos gusten. En mi caso, las hicimos más o menos como pelotas de ping-pong. 

Un truco para hacerlas es utilizar un cuchara de helados humedecida con un poco de agua tibia. Así nos saldrás todas homogéneas y el agua ayudará a que no se pegue la masa a las cuchara.

Empanamos pasándolas primero por pan, después huevo y otra vez por pan. Como suelo decir pan-huevo-pan.
Calentamos abundante aceite y las freímos hasta que tengan un color dorado, como si fueren croquetas.
La colocamos en una fuente y ya las tenemos listas para degustar y seguro que todo el que las pruebe quedará encantado. Al menos eso nos paso a nosotros en la última comida familiar donde las preparamos :)

Quedan crujientes por fuera y muy suaves por dentro, y ese ligero sabor a queso marca completamente la diferencia. Es una pena que no se me ocurrió sacarles una foto del interior, pero es que cuando empezamos a comer, ni me acordé de sacar la cámara. 
Sin lugar a dudas tenéis que probar a prepararlas y ya me daréis vuestra opinión. Y si se os ocurre alguna variación molona no dudéis con compartirla ;)

Espero que estéis teniendo muy buena semana. Ya estamos en el ecuador para que vuelva el finde y yo al menos estoy ansiosa ya jajajaja.
¡Nos vemos la semana que viene con más recetas!

Muack!
Sofía G. Llaca

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